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ISSN 1989-4163

NUMERO 87 - NOVIEMBRE 2017

Anticuao

Francisco Gómez

No sé ustedes, amables lectores, pero imagino que cuando ven a sus hijos hacerse mayores, poco a poco, sienten una sensación quizás de dolor íntimo, de perder el territorio casi seguro donde hasta ahora navegaban, andaban con ellos, les cogían de la mano para cruzar la calle, ir al parque, recorrer el supermercado y ellos les tomaban confiados sus dedos, sus palmas en señal de total confianza. Hace tiempo dejaron de ser bebés, gatear, cogerles por la espalda y el cuello para darles la leche, el zumo, prepararles el baño con el patito y celebrar entre espumosas aguas ceremoniales fiestas.

Ya se han hecho “mayores”. No quieren ir con ustedes cogidos de la mano. Prefieren la compañía de sus amig@s. La ropa que antes les venía como un guante, hoy les queda pequeña. Les argumentan con ingeniosas razones dialécticas respuestas y ustedes quedan con escasos argumentos para responderles. ¿Les suena, no es cierto...?

Uno no es padre y quizás nunca lo sea pero tiene sobrino que ya se está haciendo mayor y manifiesta alguno de estos rasgos que ustedes han entendido de sobra y le entra una sombra de tristeza en la mirada. El dolor de ver poco a poco que abandona sin que él apenas lo advierta el chocolate de la niñez y se adentra misteriosa y silenciosamente en el territorio de la adolescencia le provoca una intensa desazón que ustedes entenderán y a uno le duele en sus adentros. Mucho, no sé cómo cuantificarlo si se pudiera...

Apenas me hace caso y natural, prefiere estar con sus amig@s. Me contesta con monosílabos a las preguntas que le hago y dice sin pudor que ya está deseando ir al instituto con “la gente mayor” y tener un móvil. Le dejo el ordenador y apenas me hace caso pegado a sus juegos y vídeos, cuestión que no me agrada.

-¿Un móvil, Sergi...? Pero si tu tío no tuvo ese trasto hasta los treinta y...

-Tío, tú estás anticuado...

-¿Anticuao, yo....?

Dice que ya conoce de memoria su cole y quiere ir al instituto. Que le van a llevar para que lo conozca. Una doble sombra de tristeza cruza la salita entre las fotografías y tengo que hacer soberanos esfuerzos para no llorar y esconderme por las esquinas.

Sí, se está haciendo mayor. Y algún día perderá su inocencia, su verdad verdadera de niño y entrará en el territorio ambiguo de los catorce, quince, dieciséis años... Y algún día descubrirá que el mundo no es tan dulce como parece. Como dice aquel poeta en “Poema para muchachas de quince años” Vosotras, no lo sabéis, pero el mundo por dentro, está podrido... Y observará que el mundo muerde y duele, lo que llamamos el oficio de vivir y que tendrá que caminar solo muchos tramos sin la compañía protectora de sus padres, de sus tíos, que tendrá que tomar decisiones y la libertad ilimitada de la que ahora goza, se recortará con la resoluciones que adopte. Y sentirá los bandazos del amor y el desamor, la amistad y la deslealtad, la traición y el dolor y el engaño y las ilusiones truncadas por los perros de la competencia y las mentiras de los días.

Sí, tu tío que llora, como un mañaco, tu cercana y futura mayoría hacia el instituto, es un tipo anticuao. Anticuao para el mundo tecnológico; no tuve mi primer móvil como dije hasta los treinta y... No manejé el ordenador hasta los treinta largos. Tiene un coche sin dirección asistida ni aire acondicionado. No sabe lo que es un iphone, ni un ipad, ni una tele de plasma. Se vuelve loco con las aplicaciones que se las ve y desea para entender y le pegas unas palizas que no veas con la maquinica esa en forma de volante en peleas de pokemon y otras congéneres en la tele. Tu tío es un tipo anticuao en un mundo indiferente que ya apenas entiende y a a sí mismo se observa como un extraterrestre en una sociedad digital de la distancia entre personas. Un tipo anticuao y derrotao que ha bajado la mano ya ante muchas banderas y que no importa. Y que llegó tarde a casi todo...

Querido sobrino, te pido que no tengas tanta prisa. Que todo llega y te cansarás algún día de ser mayor y adulto y hombre de provecho y todas esas cosas odiosas que nos venden para “progresar”. Y desearás regresar a los momentos aquellos cuando los días te esperaban a ti y no tú a ellos, como uno hace ahora y querrás regresar a los instantes con los amigos para jugar en el parque al fútbol, al escondite, a la peonza, como tu tío anticuao hacía con las canicas, los cachumbos, el churro mediamanga mangotero, las chapas y mil ingenuos más que los chic@s de los 70 nos inventábamos a pie de calle.

Tu tío siempre te querrá aunque sea un anticuao y espero y deseo que encuentres buenos y leales amig@s que te acompañen en la odisea de tus jornadas hasta llegar al tiempo que tú deseas y tu anticuao tío tanto teme.

Nada, ya no me sale nada. Un beso y aquí estaré desde la distancia observándote, deseándote lo mejor mientras te haces mayor y tu anticuao tío enfila a los cuarteles de invierno.

 


Anticuao

 

 

 

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